CÁNCER DE RECTO, ¿qué hacer?
El cáncer rectal se localiza en los últimos 20-15 cm del intestino grueso y por lo tanto tiene características especiales y un tratamiento específico que hace que la cirugía sea más compleja y más especializada.
- Rectorragia: la emisión de sangre roja por ano o emisión de sangre oscura con las heces.
- Tenesmo rectal: sensación de necesidad de “deposición incompleta”
- Incontinencia fecal: si el tumor afecta a los esfínteres anales, puede provocar que no funcionen correctamente y por lo tanto incontinencia a heces o gases. Esto ocurre cuando el tumor es muy bajo, en los 4 últimos centímetros del recto, que se denominan canal anal.
- Dolor anal.
- Supuración anal: emisión de pus por el ano o alrededor del mismo por infección del tumor.
- Exploración clínica por el cirujano. El tacto rectal da información sobre la distancia del tumor al margen anal, distancia a los esfínteres, tamaño del tumor, fijación a estructuras vecinas…
- Colonoscopia: Precisa de preparación limpiando el colon con una solución evacuante. Se realiza con una pequeña sedación, introduciendo el colonoscopio por el ano que con una cámara visualiza toda la superficie del colon. Si es preciso toma biopsias para analizar zonas sospechosas.
- TAC toracoabdominal: es una prueba de imagen que utiliza un equipo especial de rayos X, con la que observamos el interior del cuerpo y podemos examinar las características del tumor.En el caso del cáncer de recto es importante la relación con las estructuras de alrededor (próstata, vía urinaria, vejiga, pelvis..) porque el tumor tiene un espacio pequeño y delimitado donde crecer y puede afectar a esas otras vísceras. Detecta también tumores a distancia (metástasis) más frecuentes en hígado y pulmón.
- Resonancia pélvica: más específica para el cáncer de recto. Nos puede aportar información sobre la infiltración o penetrancia del tumor en las capas del recto y su relación con los órganos vecinos y ganglios afectados.
- Ecografía endoanal/endorrectal: Somos cirujanos que nos dedicamos a la coloproctología y por eso tenemos la ecografía endoanal y endorrectal para completar la exploración del paciente.
Es una exploración rápida, accesible y puede aportar información sobre la extensión del tumor a diferentes capas del recto y sobre los ganglios linfáticos afectados.
El cáncer de recto precisa de tratamiento oncológico y quirúrgico en muchos casos por lo que precisa de coordinación entre ambos.
Se ha demostrado que en tumores avanzados la quimiorradioterapia aumenta las posibilidades de curación y mejora los resultados quirúrgicos.
La cirugía del cáncer de recto la realizamos cirujanos especialistas coloproctólogos, para evitar lesiones en la zona de la pelvis que posee una anatomía compleja (nervios de la erección, continencia urinaria, uretra en el varón p.ej)
La cirugía del cáncer de recto se realiza por laparoscopia, cirugía mínimamente invasiva con incisiones pequeñas.
Es una cirugía segura, en la que tenemos amplia experiencia y que se ha constatado que tiene beneficios de recuperación para el paciente y con los mismos riesgos que la cirugía abierta por laparotomía.
La laparoscopia nos permite mejor visión en la pelvis para el cáncer de recto, mejorando los resultados quirúrgicos.
Siempre intentamos evitar la colostomía definitiva.
Gracias a la laparoscopia y técnicas trasanales tenemos un índice bajo de colostomías.
Dependiendo de la distancia del tumor al ano, se diferencia tumor de recto alto, recto medio y recto bajo.
- Recto alto: más de 10-12 cm desde al ano, no es necesaria la quimiorradioterapia y habitualmente se puede realizar la unión del intestino sin ser necesaria colostomía.
- Recto medio: de 4-10 cm, si el tumor es avanzado se debe dar quimiorradioterapia, y aunque se puede realizar la unión intestinal, es más compleja técnicamente, y puede precisar de una ileostomía temporal.
- Recto bajo: los últimos 4 cm de recto, el canal anal.
El tumor puede afectar a los esfínteres anales. Si es avanzado necesitará quimiorradioterapia.
En este caso es hay que realizar una valoración individualizada para saber si se puede hacer anastomosis (unión intestinal) y evitar la colostomía definitiva
Gracias a la cirugía laparoscópica y a sus beneficios (menos dolor, menos paralización intestinal por menor manipulación) esa misma tarde o el día siguiente a la cirugía, el paciente comienza tolerando líquidos y levantándose.
Se procede al alta a domicilio del tercer al quinto día posoperatorio.
La ileostomía temporal se cierra (“se quita la bolsa”) a partir del mes de la cirugía previa, con una intervención más sencilla, con 2-3 días de ingreso.
Conclusión
El cáncer de recto es una enfermedad CURABLE.
Para ello es necesario un diagnóstico temprano.
La cirugía laparoscópica del cáncer de recto es compleja, pero en equipos de coloproctología expertos es una cirugía segura, con pocas complicaciones y conlleva una recuperación rápida para el paciente con poca alteración de su calidad de vida.
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